4/6/09

EDITORIAL VÉRTICE Nº 4



Hacia el VII Congreso: la recta final

La convocatoria del VII Congreso nacional se inscribe en un momento de crisis del Partido, es decir, un momento en el que se hace necesaria la toma urgente de decisiones que permitan acometer los problemas con los que nos encontramos y dar un salto adelante en la construcción del movimiento social y patriótico que España necesita.

Como era de esperar, no existe en el Partido una visión unidimensional de las situaciones y esto facilitaba la aparición de corrientes, críticas entre sí, que darían lugar a diversas candidaturas ante el Congreso. Esta era la perspectiva cuando se organizó en el mes de julio la denominada Alternativa Vértice.

Teníamos por delante una difícil tarea: darnos a conocer, justificar nuestra existencia, realizar una lógica labor crítica exponiendo algunos de los problemas no resueltos en la organización, sacar adelante una candidatura, etcétera. Sin medios y sin cargar al Partido con una sola peseta de gastos, hemos hecho y estamos haciendo lo que humildemente podemos.

Iniciamos una crítica dura y agria; una crítica que debería haber provocado debates políticos respecto a los problemas que señalábamos. Lamentablemente, muchas veces estas críticas eran tomadas como ataques personales que enrarecían y crispaban el ambiente, demostrándose, una vez más, nuestra falta de cultura política. ¡Claro que la crítica era dura! No podía ser de otra forma. En caso contrario, ¿cómo íbamos a llamar la atención de los camaradas sobre la gravedad de los problemas? ¿Qué nos distinguiría de la anunciada candidatura que encabezaría el actual Secretario General? ¿Íbamos a celebrar un Congreso serio o a montar una parafernalia propagandística?

Aún así, existió la oportunidad de negociar una lista única y llegar a un Congreso a la ‘bulgara’. No fue posible; parece ser que nuestras propuestas sobre cómo debía llevarse a cabo la negociación eran inaceptables para la otra parte. Se presentó, por tanto, nuestra lista: camaradas jóvenes, conocidos por la mayoría de los miembros del Partido, todos —repetimos todos— miembros del equipo de trabajo (en la Junta o en la Oficina Nacional) del anterior Jefe Nacional. Aún hoy seguimos sin conocer la presunta lista que encabezaría Jesús López. Imaginaos esas asambleas provinciales para elegir compromisarios: ¿sobre qué están decidiendo? ¿Únicamente sobre nuestra lista o también se tiene en cuenta la presunta, sin conocer su composición? ¿Acaso nuestros contrincantes están elaborando una lista sorpresa con dirigentes de los grupos que recientemente han formado acuerdos con el Partido, acuerdos negociados únicamente por el Secretario General, que es quien encabeza supuestamente la otra lista? ¿Qué otras razones justificarían un secretismo de esta envergadura?

Igualmente, de poco tiempo van a disponer los camaradas para el debate de las ponencias. Nos opusimos en la última Junta Política a su inclusión en un Congreso ya complicado de por sí. Tras un empate, el voto de calidad del Secretario General abría las puertas a la discusión de las ponencias. Pero la realidad es que, a veinte días del Congreso, poco tiempo hay para debatirlas. Mucho nos tememos que se votarán en función de quien las presente, desnaturalizando completamente el sentido que tienen las ponencias en un congreso ordinario. Sed conscientes de esto cuando vayáis a votar. No sólo se elige un equipo de trabajo, se elige también un programa.

No compartimos, en absoluto, esa imagen catastrofista del Congreso por la cual parece como si el Partido se fuera a romper, como si fuéramos a acabar mal, enemistados unos con otros y deseosos de comenzar una guerra civil. Por nuestra parte, nada más lejos de la realidad. Queremos un Congreso normal y normalizado, como en el resto de los partidos, aunque esto para algunos sea un anatema. Seremos respetuosos con la legalidad y con los resultados. Y seguiremos trabajando por nuestro modelo de Partido.

No debe haber miedo a dos candidaturas, ni a ponencias enfrentadas, ni a la discusión sobre los problemas del Partido. Que nos disculpen aquellos que se hayan sentido dolidos por nuestra crítica, pero que entiendan que a veces la política también es así cuando se hace con ánimo constructivo. Y que tengan en cuenta que las ‘críticas’ vertidas hacia nosotros han ido en la tónica del insulto, el falso rumor y la amenaza. No importa. Para el día 24 de octubre las habremos olvidado.

De todas formas, no deja de ser triste presenciar cómo, para algunos camaradas, Alternativa Vértice se convertía en el enemigo a destruir. Nosotros debemos ser el problema, no esas locales en posición erizo, siempre dispuestas a plantear un nuevo grupo falangista, o esas que llaman a la escisión en una nueva FEA, como se ha hecho desde Cieza. El cainismo llega al punto de hacer decir a algún cargo que “prefiere la muerte agónica del Partido” a que nosotros triunfemos. Incluso los del “Saludo a Franco” han plateado frentes ‘AntiVértice’ en la red Internet. Tampoco importa. Es bueno saber dónde está la extrema derecha.

A veces da la sensación de que se intenta acallar al mensajero en ves de discutir y acometer los problemas. Nosotros no queremos destruir el Partido, queremos construirlo, queremos fortalecerlo y queremos imprimirle una dirección que creemos correcta. Hemos procurado levantar un vértice, un punto adelantado, un lugar de vanguardia: el vértice de la claridad, el vértice de la democracia interna, el vértice de la libertad… Un vértice que marque tras de sí la línea de una flecha, la Línea Futura.


Vértice. Publicación falangista alternativa, nº 4, segunda quincena de septiembre de 1998, págs. 1 y 2.

3 comentarios:

  1. falangistacampense.blogspot.com visitem-me
    Francisco Pereira

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  2. Visitad http://www.patriasindicalista.es

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  3. "Lamentablemente, muchas veces estas críticas eran tomadas como ataques personales que enrarecían y crispaban el ambiente, demostrándose, una vez más, nuestra falta de cultura política. ¡Claro que la crítica era dura! No podía ser de otra forma. En caso contrario, ¿cómo íbamos a llamar la atención de los camaradas sobre la gravedad de los problemas?"
    No sólo falta de cultura política, sino una demostración de autismo y de creer que los problemas desaparecen si no se habla de ellos y "hay buen rollo entre todos". Es decir, un "zapaterismo azul".

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